Alma Mía, nada en esta vida debe turbarte, porque quien vive en unión Conmigo está bien acorazado. Nada debe preocuparte cuando hay recta intención, pues Yo, alma Mía, leo y vivo en los corazones que Me aman.
Ya quisiera Mi enemigo mortal quitarte la paz que Yo te doy como fruto de tu unión Conmigo, pero no lo va a conseguir, porque entonces Mi enemigo Me manipularía a Mí que Soy quien te la da.
Cuanto te vengan pesares y pensamientos negativos, ignóralos pensando en Mi bondad infinita y en Mi fidelísimo amor hacia las almas, muchos más, a quien Me sirve, porque el demonio cuando no puede hacer caer a un alma en el pecado mortal, trata de molestarla con insidias y sugerencias negativas para quitarle la paz que es fruto de vivir en estado de gracia.
Esto, alma Mía, va (también) para todas aquellas almas que al igual que tu, pasan pesares o tienen momentos de tribulación, pero ya ves que al final, el gozo de Dios puede y resalta más en ti que unos momentos de pesares. Yo, Jesús, te hablo.
Quien camina en comunión Conmigo nada tiene que temer, nada debe preocuparle, excepto no perder esa comunión Conmigo, ni contaminarla bajo ningún aspecto. En esto se debe emplear, en esto nada más, unido a Mí (cada vez) más entregado y más abandonado. Yo, Jesús, os hablo.
Todo aquel que ha puesto su mirada en Mí y mira hacía atrás, no es digno de Mí. Todo aquel que Me abandonó por placeres del mundo, bebe el cáliz de la frustración, del desaliento, del desencanto, porque tarde o temprano descubrirá lo engañosos que son los placeres mundanos y lo carentes que están de verdadera felicidad. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Mi paz sea a todo aquel que cree y pone en práctica estos mensajes.
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