Hijos Míos, estáis en tiempos de gran apostasía, tiempos en que a Dios solo lo tratan para hacerle peticiones, la mayoría inadecuadas y no santas. Desean de Mí que les ayude en situaciones personales por encima de dolores ajenos o de circunstancias anticristianas, y Yo que Soy el Buen Pastor, quiero a todas Mis ovejas como una buena madre quiere a todos sus hijos, no solo a los que la honran.
Pero hijos, Yo no puedo conceder cosas pecaminosas, cosas que os pueden llevar a la perdición eterna, no es que nos os oiga, ¡claro que os oigo! pero tengo que hacer oídos sordos a las muchas peticiones inadecuadas y dañinas que Me pedís, aunque vosotros pensáis que serían buenas.
Vivid, hijos Míos, el Santo Evangelio tal y como Yo lo prediqué, sin quitar ni poner, sin añadir criterios propios y, cuando viváis el Evangelio tal y cual es y busquéis realmente el Reino de Dios, todo lo demás se os dará por añadidura (Mt 6,33)
Mi santos padres pasaron en esta vida terrenal muchas necesidades y tuvieron muchas carencias materiales, pero ellos aun sabiendo que Yo era el Hijo de Dios y por tanto también Dios, no Me pidieron para ellos remedios de ninguna clase, aunque Mi Madre sí los pedía para Sus contemporáneos, recordad las bodas de Caná (Jn 2, 1-12)
Pedidme mas bien que os ayude a soportar la pruebas, las tribulaciones. (Pedid) que os la aminore, pero no Me pidáis que castigue a tal o cual persona porque todos sois hijos de un mismo Padre Celestial, y a todos, os ama Vuestro Padre Celestial con inmenso amor, y por todos, hijos Míos, Yo morí, también por quienes son malos. Yo, Jesús, os hablo.
En vez de pedir castigos o daños para quienes os hacen mal en vuestra profesión, familia, comunidad de vecinos, parroquia, pedid la gracia y la luz para esas almas que andan ciegas y en las tinieblas. Yo, Jesús, os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.
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