Hijos Míos, la fraternidad es algo que a Mí Me agrada sobremanera porque todos sois hijos de un mismo Padre Celestial y de una misma Madre Inmaculada. Yo, Jesús, os hablo.
Quiero que digas a Mi hijo N.N. que su actuación ha sido de Mi agrado y que Yo he bendecido cada llamada que ha hecho y cada pensamiento de amor que hacia su humano ha tenido, porque alma, la Fraternidad del P. N.N. debe ser así universal, general y sin mirar razas, ni condiciones sociales, ni nada. Dile que quiero que enseñe a sus hijos y a sus religiosas ese amor universal y general y, que él mismo sirva como modelo para ellos. Yo, Jesús, te hablo.
Porque quienes se aman así unos a otros están viviendo y poniendo en acción Mi Evangelio y aquello que os dije en esto reconocerán que sois Mis discípulos, en que os améis unos a otros (Jn 13, 35)
Dile que ahora ha sido el Padre N.N. a quien ha ayudado pero que le llegarán en su vida otras personas que no son tan agradables como el P. N.N. y deseo que se vuelque en ellas como se ha volcado en éste su hermano. Y a ti alma Mía que te ha admirado su proceder, quiero que también tomes ejemplo de su forma de actuar y la pongas en práctica en esta Obra que encomiendo. Yo, Jesús, te hablo.
Cuando el amor es verdadero puede más que el odio, y el amor de Mi hijo y siervo N.N. ha ayudado y ayudará a su hermano N.N. porque Yo desvío y anulo el mal cuando hay verdadero amor, y bendigo todo lo que por amor y desinteresadamente se hace a un hermano vuestro. Yo, Jesús, os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.
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