Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

29 mayo, 2010

La serpiente sigue siendo la misma hoy y entonces

Sigilosos y prudentes deben andar los instrumentos entre ellos mismos, para que bajo ningún aspecto se malogren los planes de Dios Altísimo. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Hijos de Dios, el Cielo se ha valido siempre de instrumentos para sus planes divinos y he aquí que sigue y seguirá valiéndose siempre de ellos para sus designios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Pero ved que el Maligno acecha siempre para hundir y malograr cualquier plan de Dios, y de ahí, que debéis pedidme luz y discernimiento para que el Maligno no malogre los designios de Dios, ni tampoco se malogren por vuestra falta de humildad. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Ya desde la Creación del hombre la serpiente envidiosa de lo que Dios le dio al hombre lo engañó y le hizo perder tanto beneficio como tenia, y la serpiente, sigue siendo la misma hoy y entonces, y por eso vosotros, hijos de Dios, que sabéis que el Maligno está presto a malograr todo lo que sea de Dios y todo lo que sea un bien para las almas, tenéis que estar siempre en alerta no solo con los de afuera, sino con vosotros mismos, que poniendo de vuestro libre albedrío podéis malograr el plan de Dios Altísimo.

Así pues, hijos de Dios, no dejéis de invocarme y de rogad que os de discernimiento, luz y sabiduría celestial en abundancia, porque la sabiduría del mundo nada tiene que ver con los planes del Cielo. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Quien dice sí a una misión y por temor o por debilidad la abandona, no es digno de Dios, porque el miedo es falta de confianza y de fe en los designios divinos que saldrán adelante, si el instrumento no los malogra ni se deja asesorar por quienes nada tienen que ver en esos planes. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Hijos de Dios, que tengáis miedo, dudas, debilidad, son sentimientos muy humanos, pero si oráis y vivís en espíritu de oración, no dejando entrar en vuestra vida los criterios del mundo, veréis como los planes celestiales salen adelante, a pesar de las dificultades. Yo, Espíritu Divino, os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.

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