Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

01 junio, 2010

Venid, hijos Míos, siervos benditos de Mi Padre, que Yo, Jesús, Vuestro Hermano, os aliviaré

Sacerdotes santos busco por todo el planeta y los que encuentro están temerosos de sus obispos por las normas de vida que llevan. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos y siervos Míos, sacerdotes de Mi Divino Corazón, se que muchos de vosotros estáis padeciendo persecución e incomprensiones al querer hacer las cosas tal y como deben de ser. No os aflijáis, porque Yo veo vuestro dolor y vuestras penas y enjugareis vuestras lágrimas eternamente. Yo, Jesús, os hablo.

No os importe la persecución que podáis padecer de vuestros obispos, porque Yo Soy más que el obispo. Hijos y siervos Míos, vuestro dolor es Mío y vuestras penas entristecen a Mi Santa Madre que os ama y os comprende como nadie. No os desaniméis hasta el punto de querer abandonar, venid a Mí si estáis cansados y agobiados que Yo, hijos Míos, os aliviaré. En vosotros pensaba cuando pronuncié estas palabras.

Seguid siendo fieles a todo lo que Yo he dispuesto, a las tradiciones de la Iglesia, al Santo Padre, al Magisterio de la Iglesia, seguid fieles al verdadero espíritu del sacerdote de Dios y, no os dejéis influenciar por compañeros vuestros de espíritu mundano y de costumbres paganas. Yo, Jesús, os hablo.

Sed fieles a vosotros mismos, a vuestros ideales, a vuestras creencias, pero tened coraje de manteneros en esa línea de tradición y fidelidad al Magisterio de la Iglesia, os digan lo que os digan, pase lo que pase, y fieles ante el boquete que Satanás ha abierto en Mi Santa Iglesia, porque tenéis que ser levadura que fermente y dé vida a las ovejas que os pongo alrededor. Yo, Jesús, os hablo.

Se que a veces os sentís abrumados, cansados, doloridos, pero Yo estoy ahí con vosotros dispuesto a abriros Mi Corazón, para que sea refugio para vosotros. Venid, hijos Míos, siervos benditos de Mi Padre, que Yo, Jesús, Vuestro Hermano, os aliviaré. No temáis represalias, amenazas, traslados, sed levadura que fermente en donde os quieran llevar y poner, porque allí donde esté un sacerdote santo, un siervo de Dios auténtico, allí estaré Yo bendiciendo su labor y llenándola de santos frutos, frutos que veréis en la eternidad. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz esté con todos vosotros, siervos de Mi Divino Corazón y amados de Mi Santa Madre.

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