Lamentaciones eternas se oirán de los sacerdotes que trataron sin miramiento y pusieron en sacrilegio el Cuerpo y la Sangre de Mi Divino Hijo. Soy el Padre Eterno quien os habla.
Cualquier pecado de las criaturas es abominable ante Mis ojos, pero el que no trata como se merece el Cuerpo y la Sangre de Mi Unigenito, Yo seré implacable ante esta abominacion que Me duele más que cualquier otro pecado, porque si a lo tres veces santo no se le da adoración, ni se trata según su dignidad ¿qué se puede esperar con todo lo demás?
Cuando la sacralidad del Santísimo Sacramento no se tiene en cuenta y se celebra en pecado, con odios, con amores pecaminosos, con infidelidades y desobediencias a las autoridades de cada uno ¿cómo podéis esperar que se tenga miramiento a la vida humana en el seno de su madre o en el ocaso de su vida? Lo más santo es Mi Divino Hijo y quien cree y sabe que Su Presencia está real y verdaderamente en la Eucaristía y no lo considera, ni le da lo que le corresponde, todo lo demás que debe también respetarse y considerarse no lo hará, porque (no lo hace) con lo más santo que lo contamina y lo trata sacrílegamente. Yo, Padre Eterno, os hablo.
Esto lo saben los demonios que alborozados trabajan por hundir la Eucaristía y desacralizarla, para que no se le de ninguna importancia y se tome como un símbolo, por eso hijos, os advierto, honrad y poned a Mi Divino y Unigenito Hijo en su lugar correspondiente, y todas las cosas volverán (también) a su lugar correspondiente, porque cuando a Dios se le trata como Dios y se le pone el primero en todo, automáticamente todas las demás cosas vuelven al sitio o lugar para lo que fueron creadas, y así, el hombre vuelve a ser hombre según el plan de Dios, y la mujer, mujer según el plan divino, y la vida se respeta en todas sus facetas, porque solo a Mí que Soy el Todopoderoso corresponde establecerla o tomarla. Yo, Padre Eterno, os hablo. Paz a quien crea y ponga en práctica este mensaje.
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