Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

28 abril, 2011

Las personas que son escogidas para determinadas misiones están ya preparadas desde el Cielo, así Mi siervo Moisés

Las cosas hijos Míos no serán fáciles, pero no por eso deben dejar de hacerse. Yo, Jesús, os hablo. Cuando el Cielo pide una Obra, algo que desea que se haga para que conste perpetuamente en los anales de la Iglesia, lo que pida va lleno de gracias pero también lleno de dificultades. Si las cosas os la pusiéramos fáciles, no quedarían asentadas firmemente en roca, porque las cosas fáciles tienen poca constancia. Yo, Jesús, os hablo.

Pero he de advertiros que las personas que son escogidas para determinadas misiones son personas ya preparadas para ellas desde el Cielo, con una serie de valores que son los que hacen que la Obra o la misión requerida salga adelante. Así Mi siervo Moisés condujo al pueblo israelita a la Tierra Prometida aunque el no la vio, porque las personas escogidas (aunque) sean adecuadas para las misiones que el Cielo pide, no quiere decir que sean (escogidas) precisamente por su santidad, sino por los valores de su carácter y personalidad. Yo, Jesús, os hablo.

Toda dificultad que os venga, todas las vicisitudes o cosas negativas que padezcáis, están previstas por el Cielo, y el Cielo lo permitirá para que vosotros sepáis con vuestra razón y la luz de Mi Santo Espíritu a discernir y tomar decisiones, pero no deis cabida bajo ningún aspecto al desaliento, que ya Mi enemigo mortal se encargará de agrandar las dificultades y los respetos humanos desmesuradamente. Yo, Jesús, os hablo.

Yo, Jesús, Vuestro Hermano estoy con vosotros y esto no se os tiene que olvidar, no os voy a pedir algo y luego voy a desentenderme de todo y deciros ¡apañaos! No hijos, no, estoy con vosotros mirad que os digo ¡estoy! no que estaré y junto a Mí Vuestra Inefable Madre, deseando que acudáis a Ella ante cualquier dificultad. Ya en Mi Pasión tuvo que consolar a algunas personas que creyendo en Mí y ante Mi fracaso aparente, dudaban de Mí como Mesías. Ella a pesar de Sus sufrimientos, con Su fe firme y Su entereza, consolaba a mujeres santas y también a hombres que lloraban por Mí dando todo como perdido, y estas circunstancias suceden también en toda Obra de Dios, que al final, quien tiene voluntad de hacer la voluntad de Dios admirablemente, y no negligentemente, sale victorioso o victoriosa y la misión o la Obra requerida se asienta en la Santa Madre Iglesia, por siglos. Yo, Jesús, os hablo y os bendigo.

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