Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

14 septiembre, 2010

Quisiera que habléis de Mi Inmaculado Corazón y de las muchas gracias que alcanza quien Me honra por este medio

Alma Mía, Soy María Inmaculada, tu Madre y Madre de las almas. Hoy se conmemora el día de Mi nacimiento, y en el Cielo, todo lo que Me reconozcáis les alegra sobremanera.

Hoy, en este señalado día que la Iglesia celebra en Mi honor, he pedido a Mi Divino Hijo que librara a muchas almas del Purgatorio, especialmente aquellas que en su vida fueron Mis devotos, y Mi Hijo Me ha hecho este regalo con el amor infinito que a El le caracteriza.

Pero Yo, alma Mía, quisiera también pedirte a ti algo y si quieres, otórgamelo. Quisiera que en el boletín que editáis de M.D. habléis de Mi Inmaculado Corazón y de las muchas gracias que alcanza quien Me honra por este medio. Yo quisiera, alma Mía, que la devoción a Mi Inmaculado Corazón sea para vosotros y para los fieles cristianos, un eficacísimo camino de santidad, porque quien Me honra a través de Mi Corazón, ataja mucho para llegar al Cielo. Así lo ha dispuesto Mi Divino Hijo, y El quiere que junto a Su Corazón Sagrado, se honre de igual forma el Mío. Yo, María Inmaculada, os hablo.

Se, alma Mía, que esto que te pido lo pondrás en practica, se que lo harás, y por eso, te adelanto que he escuchado tus plegarias y que lo que Me has pedido lo obtendrás muy pronto. Yo, María Inmaculada, tu Madre te hablo. Di a Mi hijo N.N. que sea el quien en sucesivas ocasiones escriba sobre Mi Corazón Inmaculado, sin desmerecer, hijos Míos, quienes también lo hagan. Yo, María Vuestra Madre, os hablo.

Ya desde ahora os bendigo y os doy gracias para que esto que os pido sea emprendido con la mayor diligencia y amor posibles. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.

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