Cuando alguien tiene cierto patrimonio y sabe que lo puede perder por catástrofes o porque se lo quieran robar ¿no haría cualquier cosa por salvarlo de los ladrones y de las desgracias? Mucho más si ese patrimonio le costó grandes penas y acciones para poderlo tener. Pues bien hijos Míos, las almas son Mi patrimonio. Yo las salvé con Mi Preciosísima Sangre, Me costó una Pasión atroz redimirlas y por eso cuando veo que el Maligno Me las quiere arrebatar o veo que por las terribles catástrofes espirituales que vienen o que ya están, Yo Me despliego junto con Mi Madre para tratar de salvaros a todos sin excepción, porque no quiero perder ni siquiera una sola (alma), que hasta el más impío y corrupto Me pertenece y no quiero que sea pasto del fuego eterno. Yo, Jesús, os hablo.
Soy el Redentor de las almas, el Salvador, Dueño y Señor de todas ellas. Yo os amo como no puede mente alguna imaginar, ni suponer, pero el pecado os ciega y no veis el amor infinito y dulce que os tengo.
Estáis cegados por el Maligno que os induce al pecado y a renegar de Mí. El os pierde y Yo os salvo, pero oís más su voz que la Mía, porque él viene con halagos y engaños y os lo creéis, lo mismo que Eva le creyó en el Paraíso y, no os paráis a razonar, no paráis ni un momento a pensar que todo lo que os dice y que no es evangélico, son sugerencias de muerte eterna, y eterna quiere decir para siempre, para siempre.
Coged un Evangelio y alimentaros con Mi Palabra Divina y Santa, Palabra de Vida Eterna, ¡pero no! vosotras las almas oís a la serpiente que os dice que tenéis derecho a ser felices y, rompe vuestros matrimonios para poneros a vivir con otra pareja en estado pecaminoso. Y vosotras las almas oís la voz del Maligno que os dice que para cuatro días que dura la vida hay que gozarla al máximo, y os desmadráis buscando placeres de muerte eterna. Y oís al Maligno que os dice que como Dios es Padre y Misericordioso, a última hora El os dará el arrepentimiento y, muchos mueren en la desgracia eterna, porque también a última hora oyeron la voz del Maligno antes que la Mía.
Hijos, ¡Despertad! ¡Despertad de vuestro letargo que os lleva a la muerte eterna! Despertad y posponed vuestras composturas anti-evangélicas que para nada os ayudan a la salvación eterna, ¡para nada! Yo, Jesús, os hablo. Mi paz a todo aquel que crea estos comunicados.
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