Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

27 junio, 2010

Fugaces son los goces de esta vida, fugaces son

Fugaces son los goces de esta vida, fugaces son. Yo, Espíritu de Dios, os hablo. Hijos de Dios, que fugaces son los goces de esta vida, y sino, recodad algunos de los que ya tuvisteis, ¿Cuánto dura un gozo terrenal? Son instantes comparados con los goces celestiales que perduran eternamente. Hijos de Dios, que tenéis tantos deseos de gozar, buscáis en esta vida deleites que no os convienen, que son pecaminosos, que matan la vida de vuestra alma y la predispone a la condenación eterna. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Sabéis y creéis que existe un Más Allá y que para ganarlo hay que practicar las virtudes y conformarse cada día con la voluntad de Dios, lo sabéis y lo creéis, pero no lo ponéis en practica, porque viene el enemigo de las almas y os engaña y os dice que para cuatro días que vais a vivir hay que gozar y pasarlo bien, y gastáis en comprar cosas fútiles, y vivís experiencias pecaminosas que os llevan a caminos de perdición y, deseáis tener más bienes de los que poséis y dais al cuerpo más de lo que a veces puede soportar, porque lo gastáis y lo cansáis en viajes, en relaciones que nos os convienen, y así se os va la vida y os presentáis en la eternidad con las manos prácticamente vacías de obras de amor y de gloria a Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

¿Qué debéis hacer? Preguntareis. Practicar y vivir el Evangelio. Poner en practica la doctrina sublime del Redentor, vivirla tal cual, y veréis, como no hay gozo mayor que hacer en todo momento la voluntad de Dios, no hay gozo que se pueda comparar a ese, porque hacer la voluntad de Dios trae consigo toda clase de bendiciones, y aun en la tribulación que Dios os quiera mandar, hacer Su voluntad ayuda a superar la prueba satisfactoriamente con paz y alegría. Yo Espíritu de Dios, os hablo.

Sed ejemplo para vuestros hijos que os ven tan afanados en lo material y en lo terrenal, que aprenden de vuestra nefasta escuela. Sed ejemplos para ellos y enseñadles valores eternos, no les enseñéis a vivir como vosotros lo hacéis pendiente solo de dar al cuerpo y de disfrutar a costa de lo que sea, así pues hijos de Dios, sed consecuentes con vuestro bautismo y la fe a la que pertenecéis porque si no sois consecuentes con la fe a la que pertenecéis ¿quien creerá en vosotros? ¿Quien se fiará de vuestros criterios si vosotros no sois acordes a la religión a la que pertenecéis? Si vosotros mismos no sabéis guiar vuestra vida y la lleváis por caminos de perdición ¿quien os creerá y quien se fiará de vosotros? Hijos de Dios, reflexionad esto que hoy os comunico, porque tenéis que reflexionar sobre la vida de vuestra alma. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo.

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