Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

13 mayo, 2010

Mi Iglesia Triunfante intercede constantemente por la salvación de las almas


Jubilosos y gozosos se ponen los bienaventurados del Cielo cuando un alma entra ya purificada a la Gloria Celestial. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, no podéis sopesar la alegría que supone para los bienaventurados del Cielo que las almas se salven, porque su dicha es tan grande que ellos desean compartirla con todas la almas del mundo. Yo Jesús, os hablo. Mi Iglesia Triunfante intercede constantemente por la salvación de las almas, y sobre todo, aquellos santos y santas a los que os dirigís, encomendándoles algo. Sí, hijos sí, no creáis que en el Cielo no hay actividad, la hay, pero es una actividad en perfecta unión con Dios, Uno y Trino y, una actividad espiritual, sabia y santa, porque allí se cumple en todo momento la voluntad del Padre Eterno.

Mi Iglesia Triunfante ve todos vuestros movimientos, deseos y necesidades, muchos interceden por ellas, sobre todo, aquellos familiares que se salvaron y con los que estuvisteis unidos. Ellos interceden e intervienen en vuestros asuntos, aunque no siempre sabéis que son ellos, pues en el Cielo desean todos lo mismo, y aunque haya diferentes niveles de gloria, el deseo que tiene Dios es el deseo de todos, y no hay un deseo mayor en Dios que la salvación de las almas. Yo, Jesús, os hablo.

Vuestros Ángeles también se preocupan de las sendas por donde vais y desean ayudaros a no perderos eternamente, pero vosotros hijos Míos, tan afanados con las cosas materiales del mundo, os perdéis muchas de las cosas espirituales que serían para vosotros motivo de gozo y de paz. Os paráis a beber en pozos contaminados para ser felices y menospreciáis el agua cristalina y sana que Yo, Jesús, os ofrezco, por eso, vuestra saciedad (felicidad) nunca es satisfactoria porque ese agua putrefacta nunca os podrá quitar la sed y os dejará cierto amargor de boca. Yo, Jesús, os hablo.

Pensad a menudo en que todos un día moriréis y os trasladareis al Más Allá, bien a la Gloria Eterna, bien al lugar de tormentos. Pensad, hijos Míos, que el final a todos os llegará, al pobre y al rico, al joven y al viejo, al bueno y al malo, al torpe y al listo, sí hijos Míos, a todos os llegará, seáis lacayos o seáis príncipes, es lo mismo, el final está estipulado para todos y, todos un día no muy lejano llegareis al final. Yo, Jesús, os hablo.

Pero vedme a Mí Crucificado, vedme desde la Cruz muriendo por vosotros, pues Yo que no tuve ni principio ni fin, por vosotros quise tener también un crudelísimo final en Mi Santa, Sagrada y Divina Humanidad. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo, Mi paz a todo aquel que lee y cree estos mensajes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario