Silencio es necesario guardar ante hechos o circunstancias que se desconocen

Silencio es necesario guardar ante hechos o circunstancias que se desconocen. Yo, Espíritu de Dios, os hablo. Hay muchas, muchas almas que matan con la lengua porque hablan de asuntos que no han sido testigos y, juzgan y deciden sobre otras personas cuyas intenciones desconocen. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Debéis procurar que vuestra lengua no dañe a nadie, porque no debéis hacer con otros lo que no queráis que hagan con vosotros, y mucho menos, juzgar o decidir ante circunstancias o hechos que no estuvisteis presente, porque sin proponeros y por vuestra falta de prudencia, podéis dañar de por vida a personas cuyo corazón e intenciones solo Dios lo conoce. Esto es gravísimo, porque decidir u opinar ante hechos que no fuisteis testigos es como caminar a oscuras y, raro es el que no tropieza cuando camina a oscuras. Pero si esas circunstancias se dan en los sacerdotes y opinais sobre sucesos que no visteis, podéis malograr incluso la vocación de ese sacerdote que afrentado, puede llegar a ser suspendido a divinis. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Hijos de Dios, tened prudencia y mesura con vuestros juicios, porque vuestra opinión sobre hechos que sucedieron no solo no es infalible, sino que casi seguro que es totalmente errónea, pues aun viendo los hechos y siendo informados de buena fuente, no conocéis el corazón, ni las intenciones que llevaron a una persona o sacerdote a actuar de determinada manera. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

El don de consejo lo poseen muy pocas personas, porque este don como todos los dones Míos, nacen en un habitad de oración y de sacramentos, y por eso, para saber aconsejar bien en las cosas de Dios, debéis primero ser de Dios y vivir en El, porque si no lo sois ¿cómo podéis aconsejar en las cosas de El? Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Los criterios del mundo nada tienen que ver con los del Cielo, por eso, vuestras opiniones hacia personas o sacerdotes no serán acertados en el plano sobrenatural porque para ello hay que vivir en Dios, pertenecer a El, porque en el plano humano muchos saben decidir o aconsejar, pero muy pocos en el plano sobrenatural. Pedidme luz y discernimiento ante situaciones drásticas y escandalosas para que sepáis dar verdadero consejo de sabiduría. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo.