Caducos son los días de Los hombres, Yo, Espíritu Divino, os hablo. Hijos de Dios, nadie en la tierra alcanzó la inmortalidad ni pudo vivir más de lo establecido (Génesis 6, 3), pues nadie en la tierra pudo conseguir bajo ningún medio posible ser inmortal, porque el cuerpo se gasta y se marchita hasta reducirse a la nada. Yo, Espíritu Divino, os hablo.Pero los hijos de los hombres viven como si esta vida nunca fuera a terminar. Viven haciendo planes, proyectando cosas, pero pocos se plantean en preparar su alma para el paso al Más Allá, porque si bien el cuerpo es caduco, el alma es inmortal. Yo, Espíritu Divino, os hablo.
¿Y que tenéis que hacer si el alma no muere? Pues predestinarla a la Vida Eterna, cumpliendo los mandamientos, practicando las virtudes, aceptando los sinsabores, o enfermedades que os vengan y alimentándoos asiduamente con los sacramentos, porque aunque algunos cristianos hayan alcanzado tener dinero, honores y toda clase de bienes personales, oíd al Hijo de de Dios Altísimo ¿de que le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma? (Mt 16, 26) y reflexionad. Leed, hijos de Dios, el Santo Evangelio donde está todo sintetizado pero con una claridad admirable. Leed, meditad y aplicaros el Evangelio de Cristo, porque no hay un sendero más directo para la Vida Eterna que poner el Evangelio en práctica. Yo, Espíritu Divino, os hablo.
Los ángeles ven vuestra necedad y sienten que pudiendo caminar por sendas de salvación, lo hagáis por sendas de perdición y ellos que son (ángeles) opuestos a Satanás y os inspiran hacer el bien y actos de virtud, se quedan sorprendidos de ver que oís más y mejor la voz del enemigo de las almas y de Dios que la de ellos, porque os cuesta cada vez más practicar el bien y la virtud, por lo habituados que estáis a practicar la inmoralidad y el mal. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Cuantos de vosotros que vais por sendas de Dios, veis a vuestros hermanos, compañeros de trabajo y comunidad o parientes que van por caminos totalmente opuestos a la ley de Dios y sufrís porque veis que se pueden perder para siempre. Y si intentáis hablarles o darles algo de luz, sufrís más de ver que no os hacen ni caso, pues Yo, hijos de Dios, Espíritu de Verdad, también hablo a las almas sugiriéndoles la conversión de costumbres, el perdón, la misericordia y no Me escuchan, se desentienden de Mí, Espíritu de Dios. Porque si vosotros sufrís porque no os quieren hacen caso, ¿como se sentirá la Santísima Trinidad que por Mi medio trata de atraer a las almas a su redil y las almas no quieren saber nada de las cosas de Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Abrid vuestras almas a las leyes de Dios. Disponedlas para que la gracia surta efecto en ellas. Acudid a la Santísima Virgen, Madre de Dios y Madre de las almas y a San José, maestro de virtud y, volved el rostro a Dios para que vuestra alma vaya predestinada a la Vida Eterna y se salve. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os instruyo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario