Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

22 octubre, 2011

Hijos Míos, cargos eclesiásticos, autoridades de Mi Jerarquía, almas que tenéis misiones que cumplir Yo, Jesús, os supliré con creces en aquello que vosotros no alcancéis

El alma que ante Dios Altísimo se reconoce impotente, pequeña e insignificante para cualquier misión que el Cielo le pide, esa alma está en la verdad y pone a Dios en el lugar que le corresponde, porque de El lo espera todo. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, cargos eclesiásticos, autoridades de Mi Jerarquía, almas que tenéis misiones que cumplir, no os preocupéis de vuestras limitaciones, ni de vuestra ineptitud, porque Yo, Jesús, que todo lo puedo, os supliré con creces en aquello que vosotros no alcancéis, pero no debéis dejar de creer que esto será así y abandonaros a Mí totalmente, porque lo mismo que un padre no deja a sus hijos y los ayuda en aquellas cosas que ellos desconocen o no saben como emprenderlas, lo mismo Yo que Soy todo bondad, os ayudaré en todo lo que el Cielo os pida, porque hijos, si os pidiera cosas y luego no os diera Mi gracia para emprenderlas, entonces ¿que clase de Dios sería Yo? ¿Qué clase de Padre seria para con Mis almas y criaturas? Yo, Jesús, os hablo.

Más prefiero a un alma que se siente incapaz a la que se siente con dones de sobra para emprender cualquier cosa, pero tampoco os desalentéis por vuestra incapacidad, pues cuanto más ineptos seáis más obligado estoy a supliros y a socorreros con toda clase de gracias, y os pido que vuestra confianza en Mí, sea la misma cuando todo lo veáis oscuro, como cuando todo lo veáis claro, porque Yo Soy un Dios inmutable, que no cambia porque vuestros estados de ánimo cambien.

Sois vosotros almas Mías, los que cambiáis, no Yo, que Soy siempre el Mismo y que Mi amor por vosotros no se altera por nada. Yo, Jesús, so hablo.

Tomad ejemplo, hijos Mios, de Mi padre José que obedeció las órdenes del Cielo con prontitud y confianza y, que no dudó ni un instante en hacerlo a pesar de que fueron órdenes duras. Quien vive en Mí y Yo en él, no debe temer no poder emprender lo que Yo le pida, porque ya no es él el que vive, sino que Soy Yo quien vive y obro en su alma. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Mi paz sea a todo aquel que leyendo estos mensajes los pone en practica.

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