Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

02 marzo, 2010

Extracto de algunos mensajes para sacerdotes


Sacerdotes de Mi Corazón. Vuestro ministerio es sagrado ¡sagrado! y no debéis olvidarlo. No sois del mundo, sois Míos, Me pertenecéis desde el día que os ordenaron. Estáis a Mi servicio, no al servicio vuestro ni de las cosas mundanas. Hay cosas que no se os permiten por ser hombres consagrados y ordenados a Mí. Mujeres, playas, cines, bailes, no se os permiten, vuestro hábitat debe ser el Sagrario, la Parroquia, la celda (habitación). El breviario debe ser para vosotros una cita Conmigo y debéis rezarlo a diario, con fe y fervor. (1-7-07)

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Un sacerdote debe ser otro Cristo en la tierra y de ahí, que la reparación debe ser para él, el pan diario que ofrezca a la Santísima Trinidad. Un sacerdote debe tener tal celo, que no pueda vivir sin reparar, porque él, más que nadie, sabe a través del Sacramento de la Confesión, los ultrajes que recibimos (Santísima Trinidad) y el estado de las almas. (13-9-07)

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Hijos Míos, sacerdotes de Dios. No os dejéis arrastrar por las corrientes del mundo tan pecaminosas y dañinas para vuestra vocación. Apartaos del mundo y sus cosas, porque sino, las corrientes mundanas os pueden arrastrar a vicios y deseos no cristianos. No deseéis el dinero, Yo fui pobre absoluto y ni siquiera quise usar de Mi Poder Divino para aliviar o remediar Mi pobreza y escasez, ni la de Mis padres terrenales. (28-9-07)

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No celebréis el Santo Sacrificio en pecado, aunque tengáis intención de confesaros después, Mi Cuerpo Santo necesita ser tocado por manos lavadas de toda mancha, y tan pronto caigáis en un pecado de gravedad, sea de acción o pensamiento, id a confesaros con uno de vuestros hermanos, aunque esto os cueste humillación y vergüenza. (6-10-07)

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