Miradme, hijos Mios, miradme Crucificado

09 octubre, 2011

Tanto el bien como el mal quien lo protagoniza lo hace extensivo a sus familiares, por eso debéis por amor a ellos evitar el mal y hacer el bien


Todos los hijos de Adán y Eva heredan el pecado original por el cual ellos perdieron todos los privilegios del Paraíso al perder el estado de gracia tal y como los creó Dios. Su libertad mal usada les llevó a errar y a perder para ellos y para el resto de la Humanidad, tantas gracias que Dios les dio cuando vivían inocentes y lo amaban a El sobre todas las cosas. Yo, Jesús, os hablo.

Pero ved hijos, que el hombre no piensa, ni razona convenientemente a la hora de decidir sobre su libertad y, aunque la libertad es un don que Dios Mismo le otorgó, si la usa mal puede ser un arma letal eternamente. Yo, Jesús, os hablo.

Por eso hijos, matrimonios que vivís bien en vuestra situación de fidelidad, hijos que vivís bien en el cumplimiento de vuestros deberes tanto con respecto a vuestros padres, como a vuestros estudios o profesiones ¿por qué os dejáis engañar por Satanás ante sugerencias y acciones pecaminosas que os harán perder no solo la paz, sino también los privilegios y gracias que viviendo en orden se adquirieron?

Cuando un cónyuge es infiel al otro, ya entra en esa familia el mal para todos, porque el mal uso de esa libertad afecta a hijos y a progenitores, porque a todos duele la ruptura de un matrimonio. Y cuando un hijo por dejarse dominar por las muchas compañías que son hijos de Satanás, usando mal su libertad y se drogan, beben, abandonan sus estudios o funcionan mal en sus profesiones, ya ha entrado en esa familia la desgracia, porque sus padres, sus hermanos y el resto de la familia sufren.

Así que hijos, no debéis esclavizaros al mal porque luego os costará salir de el, ya que Mi enemigo mortal no os dejará y os tendrá atrapados cada vez más. Yo Soy el Sumo Bien y quien Me sirve, saborea las mieles del bien y sus frutos, que también alcanza a los familiares, porque hijos, tanto el bien, como el mal, quien lo protagoniza lo hace extensivo a sus familiares y por eso debéis procurar también por amor a ellos evitar el mal y hacer el bien. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.

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