Hijos Míos, todo lo que hagáis por Mí si va abonado con el sufrimiento, se multiplica el valor de la obra, a veces, en dimensiones inimaginables, porque el sufrimiento en las obras de apostolado, hacen que éstas sean más fructuosas y su valor ante Mis ojos aumente muchísimo, muchísimo más. Yo, Jesús, os hablo.
Se que esto algunas almas no lo entienden porque el sufrimiento es muy rechazable a la naturaleza humana, pero ved que Yo he puesto sufrimiento en los grandes acontecimientos de la Humanidad. Puse sufrimiento en Mi Redención, puse sufrimiento en Mi Santa Madre, puse sufrimiento en Mi santo padre José, puse sufrimiento en el nacimiento de la Iglesia con Mis mártires, puse sufrimiento en el alumbramiento de la vida humana, puse sufrimientos (penitencia y sacrificios) para vuestra santificación, pongo sufrimientos en el tránsito de esta vida a la otra, porque Yo hijos Míos, riego los grandes acontecimientos con sufrimientos por el valor tan valioso y estimado por Nosotros: La Santísima Trinidad. Yo, Jesús, os hablo.
Me diréis que las cosas de Dios os cuestan lágrimas y pesares, pero hijos, también os dan muchos gozos, y de esta forma, equilibro la balanza del sufrimiento y la del gozo. Así el gozo en el alumbramiento del hijo que nace, Mi gozo en la Redención de las almas, el gozo de Mi Madre al ver que cumplí Mi misión fielmente al igual que Ella, el gozo de Mi padre José al saber que sería el padre del Mesías, el gozo de Mis mártires al regar con su sangre la Iglesia naciente, y así podría seguir diciendo más cosas. ¿Lo entendéis, hijos?
Lo que hagáis por Mí y las almas, en la medida que sea más valioso y más importante, así será vuestro sufrimiento, porque es el abono para el fruto de las obras. Por eso hijos, mentalizaros y sed conscientes de esto, para que cuando el sufrimiento os llegue no os hunda y recordéis que Yo, Jesús, os lo advierto y os lo recuerdo. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo.
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