Hijos Míos, Soy Jesús de Nazaret quien os habla, Vuestro Hermano y Vuestro Dios. Lo hago con inmenso amor, movido por la situación caótica de las almas, algunas tan deterioradas, tan enfermas por el vicio y el pecado, que para salir de esa situación solo un milagro de amor puede sacarlas. Pero Yo, hijos, Soy Amor y puedo sacarlas de esa situación, de esas tinieblas tan temibles que las envuelven, algunas almas comparables a demonios por su perversión. Yo, Jesús, os hablo.
Hijos Míos, nada os debe espantar, ni tampoco este mensaje, porque mientras hay vida hay esperanza y ocasión de cambiar, y el alma más calamitosa, más repugnante, por sus terribles pecados, Yo puedo convertirla en un alma santa y radiante de luz, porque hijos, Yo obro milagros cuando alguien desea salir de las tinieblas, pero su fe y confianza en Mí, deben ser a ciegas, deben creer que Yo puedo y que además quiero.
No puedo sacar a un alma de sus tinieblas si ella no Me lo pide, si no lo desea, si no pone al menos la voluntad de querer salir, porque entonces si Yo os sacara del pecado sin poner el alma nada de su parte, ni siquiera su voluntad y deseo de querer salir, Me convertiría en un Dios injusto, que os obligaría a santificaros o a salvaros sin vosotros desearlo. Yo, Jesús, os hablo.
Quien Me pida de comer el Pan de Vida que Soy Yo, lo saciaré, quien Me pida de beber el Agua Viva que Soy Yo, apagaré su sed insaciable de felicidad, que lo llevó a esa situación caótica de tinieblas y desolación. No perdáis hijos la confianza en Mí, porque Satanás eso quiere, que no creáis en Mi bondad infinita, en Mi amor inefable, en Mi gracia poderosa. Yo Soy Dios, el único y verdadero Dios, y Dios, todo, todo lo puede. Yo, Jesús, os hablo.
Ayudadme almas queridas que leéis estos mensajes con vuestros rezos, sacrificios y limosnas, para adelantar la santificación y la salvación de las almas, apresadas entre los cepos de sus propios pecados. Yo, Jesús, os hablo.
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