El cielo y la tierra pasarán pero Mis palabras no pasarán. Yo, Jesús, os hablo (Mt 24,35)
Hijos Míos que leéis estos mensajes, que los elogiáis, que los propagáis, Yo pido ante todo que los pongáis en práctica, porque si leéis algo y no lo ponéis en práctica, es como si cayera agua en un impermeable en el que resbalan las gotas.
Que no resbalen Mis palabras en vuestras almas, no os creáis avanzados en la virtud, ¡ni mucho menos! Tenéis que ir creciendo cada día, porque no crecer cada día, es retroceder. Si un chiquitín no creciera cada día, su organismo no funcionaria adecuadamente, algo malo le estaría sucediendo, así hijos Míos en el alma. Cada día debéis crecer e ir erradicando vicios, malos hábitos, suavizando vuestro carácter, trabajando con mas responsabilidad y diligencia, edificando con vuestro estilo de vida, no solo a los de afuera sino a los de dentro de vuestras familias, hijos, la santidad no tiene limites, siempre hay que ir avanzado (y así) hasta el ultimo instante de vuestras vidas. Yo, Jesús, os hablo.
Cada día vosotros en deportes, en asuntos profesionales y trabajos, deseáis subir más y, aquellos que ya no pueden aspirar a más y se quedarán donde están, tratan de mantener su posición hasta el día de la jubilación. Pues bien, en el alma tenéis que actuar igual, tratar de subir más en santidad y en todas las virtudes y, tratar de perseverar en santidad hasta el final, para lo que Yo no os negaré Mi gracia. La santidad es obra vuestra y tenéis que proponeros ¡ser santos! hasta el ultimo aliento de vuestra existencia.
No leáis mensajes y digáis ¡que bonitos! Yo hablo para que los pongáis en práctica, para ayudaros a caminar en las sendas de la perfección, para despertaros a la reflexión, a la reconversión, para ayudaros en la gran empresa de la salvación eterna, por tanto, que Mis palabras os calen y no os resbalen como gotas de lluvia en un impermeable. Que Mis palabras sean palabras que os hagan arrancaros de vuestra desidia, para empezar a caminar en la senda de la perfección. Yo, Vuestro Jesús y Mi Santa Madre estamos para ayudaros en ello, pero vosotros hijos, tenéis que proponeros el cambio, el inicio de una vida santa y, aunque caigáis una y otra vez, al final, a base de tener voluntad para ello y con Mi gracia, lo lograreis. Yo, Jesús, Vuestro Salvador os hablo y os bendigo. Mi paz a todo aquel que lee y pone en práctica estos mensajes.
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