El alimento espiritual que Dios da a las almas no se puede comparar con nada de lo terreno, pues aunque en el mundo existan cosas maravillosas y bellas, lo que Dios da a un alma descarta cualquier otra cosa. Yo, Jesús, os hablo.
Lo que viene del cielo del cielo es, y lo que viene de la tierra, de la tierra es, y aunque en la tierra hay cosas bellísimas que el cielo inspiró, (músicas, obras de arte, construcciones, etc.) son cosas de la tierra, pero lo que viene del cielo, es del cielo. Yo, Jesús, os hablo.
Un éxtasis, un recogimiento infuso en Mi Sagrario, una luz sobre un misterio sobrenatural, un inflamarse de amor hacia Mi, son cosas que alimentan tanto al alma que rechaza cualquier otra cosa de la tierra por bella que sea, a cambio de estos dones o alimentos celestiales. Yo, Jesús, os hablo.
Porque entre el cielo y la tierra hay un abismo descomunal, infinito, y Yo el Salvador, Hijo del Altísimo, uno esa distancia que hay entre el cielo y la tierra, la acorto y uno ambas cosas en Mi Divina Persona. Yo, Jesús, os hablo.
Y así, lo celestial y lo terrenal se hacen una cosa cuando el alma se centra en Mí y Me toma como Mediador, porque por ser Dios Soy del cielo, y por ser Hombre Soy de la tierra, y las dos cosas cielo y tierra, se hacen una en Mi Divina y Sagrada Persona. Yo, Jesús, os hablo.
El alma que gusta de las delicias celestiales como son los sentimientos que tienen después de un rato de oración o de una sagrada comunión, o de una obra de misericordia, ya no quiere otra clase de alimento y busca tener este alimento y que no le falte. Yo, Jesús, os hablo.
Así pues, hijos Míos, el alma que Me busca y desea recibir de Mí, Me encuentra y Yo también Me gozo en ella y en su deseo de alimentarse de Mi Divina Persona y de las cosas celestiales. Esta hijos Míos, es la vida que vivieron los santos y, fueron santos a pesar de sus flaquezas y miserias, porque se alimentaron de Mí y de los misterios sobrenaturales o cosas celestiales.
Hijos, alimentaros con alimentos sanos y no perecederos. Dejad esos programas de televisión que son pura contaminación para vosotros. Haced una escala de valores y, tomad para vuestras almas y vidas alimentos sanos y santos que os ayuden a crecer espiritualmente. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.

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